martes, 19 de noviembre de 2013

DRAGON BALL

En aquel cuarto sólo se oían los golpes que Gohan lanzaba con sus puños contra el saco. Gohan no miraba al saco, no miraba nada. Mantenía los ojos cerrados desde hace varios minutos. Las lágrimas que de vez en cuando emanaban de sus cerrados ojos se confundían con las perlas de sudor que invadía todo su cuerpo, moldeado a sus 21 años tras media vida entrenando. Los sonidos involuntarios del esfuerzo de golpear aquel saco colgado del techo camuflaba sus sollozos. Unos leves golpes en la puerta cerrada del cuarto le hace parar.

- Hijo, ¿estás bien?
- Sí, madre,- responde Gohan, jadeante, tras unos segundos, deteniéndose y parando el vaivén del saco.
- Gohan, baja a cenar. Por favor,- se notaba cierta preocupación en la voz de la mujer.
- No tengo hambre.
- Pero…
- He dicho que no tengo hambre, madre,- Gohan alzó la voz nervioso. Silencio. Al fin se oyen los pasos de su madre alejándose.

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Chichí llega al salón, sollozando, tapándose el rostro con las manos. Ox Satán acude junto a ella para consolarla entre sus brazos.
- Igual que su padre,- murmura Muten Roshi.
- Este niño acabará conmigo,- responde Chichí entre sollozos.
- Vamos, hija. Cálmate un poco,- le pide su padre.
- Chichí, déjale que se tome su tiempo,- le contesta Muten -. Acaba de perder a su padre y es normal que quiera estar solo. Además, como super guerrero que es, no desea que nadie le vea llorando.
- Cierto. Llorar es de débiles,- le interrumpe Vegeta, en un rincón, dándoles a todos la espalda.
- ¿Cómo puedes ser tan insensible, Vegeta?,- le recrimina la viuda.
- Además, tú tampoco fuiste un super guerrero esta mañana, durante el entierro,- continúa Bulma.
- No sé de qué me hablas…
- No te hagas el loco, Vegeta. Que te vi llorar.
- ¡Yo no lloro!,- Vegeta se da la vuelta, enojado.
- ¡Anda que no! Si en cada pala de tierra que echaban al ataúd, tú derramabas una lágrima.
- Se… se me había metido un grano de arena en el ojo… nada más…
- Ya, ya… Un grano de arena…
- Admítelo Vegeta,- responde Krilin -. Le vas a echar de menos.
- ¿Yo? ¿Echar de menos a Goku? ¡Bah!
- Y por eso lloraste,- continúa Krilin -. Porque le quieres. Goku ha conseguido lo que nadie pudo jamás: ablandar ese férreo corazón tuyo.
- ¡Mentira! Si lloré fue porque no fui yo quien le llevó a la tumba.

Al oir esa respuesta, Chichí reanuda su llanto.

- ¡Oh, Vegeta! Estúpido hombre sin corazón,- murmura Bulma, acudiendo junto a Chichí. Piccolo toma a Vegeta del hombro y se lo lleva fuera de la sala.

- Oye, Vegeta… No hace falta que seas tan antipático,- le dice -. Todos sabemos que tras todos estos años, tú, igual que yo, le hemos cogido un gran aprecio al bueno de Goku. Ha demostrado ser uno de los más grandes saiyan de la Historia. Y tú y yo lo hemos comprobado cuando luchamos contra él.
- Mentira,- le interrumpe bruscamente Vegeta -. El mejor saiyan de la Historia soy y seguiré siendo yo,- Vegeta se aleja de Piccolo unos pasos, dándole la espalda.
- Vegeta…

Durante unos segundos en silencio, Piccolo aprecia el sonido inefable de un sollozo.

- Goku…,- murmura Vegeta, con la voz entrecortada -. Goku… es un maldito egoista.
- Vegeta…
- Irse así, ¡sin más! ¡Sin ni siquiera terminar el combate que los dos empezamos hace años!,- se vuelve, con lágrimas en los ojos -. ¡Goku es un maldito egoísta que no es capaz de pensar en los demás!,- Vegeta se abraza a Piccolo, desahogándose sobre su pecho -. No ha pensado en cómo me sentiría yo cuando él no estuviera…,- Piccolo le abraza fraternalmente -.

- Como le cuentes a alguien lo que acaba de pasar, te juro que irás a hacerle compañía,- responde Vegeta, tan agresivo como siempre, tras calmarse.
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-¿Por qué, padre?,- murmura Gohan, abrazado al saco -. ¿Por qué? ¿Por qué tuviste que irte tú?,- y hunde su rostro lloroso en la tela del saco.
- Gohan…

Una suave voz le hace volverse.

- Goten. Trunks. ¿Qué hacéis aquí?,- Gohan se limpia las lágrimas con el brazo a la vez que les habla con voz templada y apacible.
- Hermano, ¿estás bien?
- Perfectamente. Estaba entrenando un poco,- vuelve al entrenamiento -. No hay que desperdiciar ni un segundo.
- Tenemos diecisiete años. No somos niños. Sabemos lo que te pasa. Hermano…,- Goten se acerca a su hermano y posa una mano sobre su hombro. Gohan se para y vuelve el rostro. Los dos se quedan mirándose a los ojos durante un momento para acabar abrazándose fuertemente. Gohan empapa el hombro de su hermano.
- ¿Cómo pudo atreverse a morirse?,- pregunta Gohan entre lágrimas -. ¿Cómo se le ha ocurrido morirse en un momento así?
- Piensa que ahora estará con Kaito, y, aunque no podamos verle más, sí podremos oírle.
- No es lo mismo, Goten. No es lo mismo. Había aún tantas cosas por hacer entre los dos…
- ¿Y yo qué?,- Goten responde con cierto enojo. Su hermano se separa y le observa sorprendido -. La primera vez que murió yo ni siquiera había nacido aún. Tú aún pudiste disfrutarle cuatro años.
- Pero volvió, ¿recuerdas? ¡Volvió!
- Gohan…,- una nueva voz les interrumpe. Los dos miran hacia la puerta.
- Trunks.
- Gohan., Goten. Yo no sé qué es perder a un padre, pero creo que la mejor forma de vengarle sería vencer a quien le mató. Así que, en vez de desahogar toda tu furia contra ese saco, ¿no sería mejor enfocarla a un verdadero entrenamiento?
- Trunks tiene razón,- responde Goten -. Deberíamos entrenarnos para vencerle. ¡Enséñame hermano!
- Enséñanos,- continúa Trunks,- acercándose a ellos.

Gohan les observa durante unos segundos para terminar por abrazarlos fuertemente a ambos.

- De acuerdo,- les responde -, pero ni una palabra a mamá, ¿eh?,- Gohan observa su cuarto. Ve la ventana tras de sí. Va hacia ella, la abre, mira a los dos jóvenes, sonríe y salta al exterior. Se mantiene flotando en el aire. Con un gesto, invita a los otros dos muchachos a imitarle. Trunks y Goten se miran, sonriendo y corren hacia la ventana, quedándose igualmente en el aire. Se alejan rápidamente.

Tras unos instantes volando, llegan a un claro en un bosque.

- Quiero que golpeéis ese árbol,- les dice tras posarse en el suelo. Trunks se dirige al árbol señalado por Gohan, altivo y prepotente.
- Eso está hecho,- y lo golpea. Como consecuencia, aparece un enorme agujero que atraviesa el tronco del árbol. Trunks vuelve a su lugar con gesto vanidoso.
- Igual que su padre,- piensa Gohan, sonriendo -. Goten, ahora tú.

Goten se dirige al mismo árbol y le golpea con la mano en un lado. El árbol cae.

- Veo que seguís en buena forma,- responde Gohan, rascándose la cabeza y medio sonriendo -. Pero eso no es suficiente para derrotarle. Hay que entrenar mucho y muy duro. A todas horas. Sin descanso.
- Eso lo llevo haciendo yo toda la vida.
- No me cabe la menor duda de ello, Trunks. Todos conocemos demasiado bien a tu padre. Pero desde ahora mismo, yo voy a ser vuestro maestro. Así que,- empieza a hacer ejercicios leves de calentamiento -, lo primero de todo es calentar un poco.

Trunks y Goten le imitan, pero después de un rato, Gohan les contesta.

- Venga. Atacadme,- los dos muchachos le miran incrédulos -. Vamos, que no tengo todo el día.

Trunks y Goten corren hacia él y le atacan a la vez. Gohan se defiende a duras penas, pero logra esquivar todos los golpes. Cada uno vuelve a su posición inicial.

- Muy bien,- responde Gohan, jadeante y sudando -. Pero no es suficiente,- se quita la camiseta -. Ahora vais a saber lo que es una pelea de verdad,- y los tres continúan su entrenamiento. En un despiste, Gohan ataca a los dos jóvenes y les inmoviliza atrapando sus cuellos en sus brazos. Gohan ríe mientras los otros dos pelean por liberarse, en vano -. ¿Pensábais que podríais vencerme tan fácilmente? Os recuerdo que el tío Piccolo me entrenó cuando mi padre murió la primera vez. Y si yo os he vencido en apenas unos minutos, imaginaos qué no os haría la bestia que está asolando el planeta.

Gohan les suelta. Goten y Trunks retroceden unos metros, mirando enfurecidos a Gohan, quien ríe.

- No te rías, Gohan,- responde Trunks -. Porque Goten y yo tenemos el ataque perfecto para derrotarte, no sólo a ti, sino a cualquiera que se nos ponga por delante. Incluso a ese que está destrozando nuestro planeta.
- Eso quiero verlo.

Los dos muchachos se miran a los ojos. Se desprenden de sus camisas. Se abalanzan sobre Gohan. De la fuerza del golpe, Gohan cae al suelo, mientras los dos jóvenes quedan sobre él. Con fuerza, entre los dos, le inmovilizan los brazos, por encima de la cabeza, mientras le lamen los pezones.

- ¡Eh! ¿Se puede saber qué estáis haciendo?,- grita Gohan.
- Mostrarte nuestra arma secreta,- le responde Trunks, besándole al momento. Goten continúa recreándose en los pectorales de su hermano. Gohan trata de librarse, pero Trunks y Goten poseen más fuerza que él, y acaba cediendo a ellos.

Gohan asciende por el cuerpo de su hermano para recrearse en su cuello y poco después se encuentra con Trunks, con quien acaba fundiéndose en un apasionado beso. Gohan abre los ojos y les ve, absorto. Ya liberado, sólo puede mover uno de sus brazos para acariciar los rostros de la pareja. Los dos dejan de besarse, y sonríen mientras miran a Gohan de refilón. Trunks y Gohan de quitan los pantalones. Gohan se queda junto a su hermano, mientras Trunks le quita a Gohan también los pantalones.

- ¿Qué… qué vas a hacer?

Trunks responde con una sonrisa algo malévola al tiempo que toma las piernas de Gohan y las eleva por encima de sus hombros. Gohan lanza un sentido quejido al tiempo que Trunks comienza con sus envites. Los gritos de dolor placentero de Gohan resuenan por el bosque.

- Goten, haz que se calle,- le pide Trunks al joven, entre jadeos y sudores. Goten se acerca a la cabeza de su hermano e introduce su erecto miembro en la boca del mayor, quien comienza a usar su lengua para deleite del pequeño.

Trunks no podía apartar la mirada de la cara de Gohan, quien, con ojos cerrados, se recreaba con su hermano. Goten, con la cabeza de su hermano entre sus manos, y la cabeza echada hacia atrás, se dejaba llevar por las sensaciones que, por primera vez en su vida, sentía en esos momentos. Trunks se fija entonces en cómo Gohan mostraba el placer y gusto que todo aquello le daba, y, para ayudarle a acabar con su represión, toma entre sus manos el bálano de Gohan y comienza con la sesión de alivio. Gohan abre los ojos, separándose de su hermano.

- No, Trunks. Para. Prefiero guardarme eso para él,- mira a Goten.

Trunks comprende. Se separa de Gohan, quien toma a Goten y lo tumba, para acabar poniéndose sobre él y penetrarle. Goten cierra con fuerza sus ojos y gesticula el dolor que siente, pero Gohan no puede apartar la mirada de él. Comienza a moverse suavemente. Trunks se prepara para continuar con Gohan, pero le detiene.

- No, Trunks. Déjanos a solas.

Trunks se aparta unos pasos de ellos, observando la escena y recreándose en ella.

- Goten… Goten…,- le llama en susurros su hermano -. Mírame, hermano.

Goten abre los ojos. El contacto visual entre los dos hermanos se crea, perdiéndose cada uno en la mirada del otro. Gohan, con la mayor caballerosidad, le muestra a su hermano todo el amor fraternal que le ha procesado durante toda la vida.

- Go… Gohan…,- es lo único que consigue decir el pequeño, al tiempo que realiza un leve movimiento de ojos, señalando donde se encontraba Trunks. Gohan le ve, mira a su hermano, y asiente.

- ¡Trunks!

Trunks se acerca, alegre. Gohan, en esa llamada, ha accedido a lo que Trunks, momentos antes, pretendía hacer pero que él no permitió. Y así es cómo los tres jóvenes dan rienda suelta a sus instintos y externalizan todo el amor que sentían entre los tres.


Aquel tumulto de piernas, brazos y cuerpos, acompañado de jadeos y respiraciones, y bañado en millones de gotas de sudor, se desenmaraña cuando los dos hermanos se separan de Trunks. Gohan queda tumbado en suelo mientras Goten y Trunks se arrodillan a cada lado del mayor, y así los tres acaparan los últimos segundos en amarse egocéntricamente. Llegado el momento, los dos menores esparcen sobre el perlado cuerpo de Gohan el resultado final de toda aquella orgía sin control. Gohan se empapa igualmente de su propio jugo, y, tras calmarse sus respiraciones a un nivel normal, acaban los tres tumbado en el suelo del bosque, para descansar plácidamente. Trunks y Goten se abrazan a Gohan, quien les protege a cada uno rodeándoles con sus brazos, y así toman descanso mientras las ramas de los árboles les protegen para que el sol no les desvele.