sábado, 18 de septiembre de 2010

CAPITULO 9

Sanji se quedó de piedra al oír la confesión de Zoro. Sus lágrimas reforzaban la veracidad de sus palabras. ¿Estaba enamorado de Kuina? Eso jamás lo contó. Quizá porque era un guerrero, y los guerreros jamás exteriorizaban sus sentimiento. Eso era síntoma de debilidad. Y un guerrero débil es un guerrero derrotado. ¿Por eso esa apatía? ¿Por eso nunca apenas hablaba con ellos, ni con nadie? Sanji reacciona y va a abrazarle, pero Zoro le da la espalda.

- Déjame solo,- responde secamente.

- Zoro... yo...

- Vete,- contesta entre sollozos.

Sanji, cabizbajo, se levanta y se dispone a abandonar la roca, pero cuando se vuelve a echarle un último vistazo, le ve saboreando el interior de la botella de un gran trago. Sanji recibe entonces una orden de su subconsciente, y la lleva a cabo. Se vuelve hacia su amigo, camina firme hasta llegar a él, le quita la botella y la tira lejos, oyéndose al poco un lejano chapoteo.

- ¡Eh! ¡Ese sake es mío!,- exclama, enfadado, Zoro, al tiempo que se levanta y queda cara a cara con su amigo.

- ¡No, Zoro! ¡Tú eres del sake!

- ¿A qué te refieres, cocinitas?

- Te estabas dejando capturar por los cantos de sirena del alcohol. No puedes ni debes abandonarte así. Vale, siento mucho lo de Kuina, pero eso no es motivo para perderse en la bebida. Eres un guerrero fuerte, ágil, valiente. ¡Eres el más grande guerrero que jamás haya visto! Y eso te lo dice alguien que no te aguanta ni en pintura. ¡Imagina lo que te dirían los que te idolatran!

- Maldito rubiales...,- susurra entre dientes Zoro.

- Escúchame bien, "marimo". Perdiste a tu gran amor, pero no te pierdas tú. Nos tienes a nosotros. Tienes a Luffy, a Usoop, a Nami... Nos tienes a nosotros. Y nada ni nadie en este mundo lo puede evitar.

Sanji posa su mano en el hombro de su amigo, pero éste se da la vuelta violentamente. Sanji le voltea, quedando de nuevo los dos cara a cara.

- Escúchame Zoro. Yo también perdí a gente que amaba cuando era pequeño. Perdí a mis padres en un abordaje. Pero me salvé. Y no hay día que pase sin que le dé gracias a Dios. A Él y a Zeff, quien, a pesar de haber sido el causante de la muerte de mis padres, me acogió y me enseñó todo lo que sé, tanto de cocina como de lucha.

Al acabar, Zoro derrama otra lágrima y se abraza a Sanji, desahogándose en su pecho. El cocinero le abraza fraternalmente y dejan que el murmullo de la marea bajando les envuelva.

1 comentario:

  1. :O 9! 8 y no tenia ni idea ¬¬
    bueno buenoo como esta la cosaa ehh
    me encanta sanji, enserio.
    espero el prximo cielo!

    pd. he votado! :D sanji y nami, esqe he visto fotos y me gustan la pareja qe hacen y como ella es asi tan mona!! (L)

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