sábado, 24 de marzo de 2012

CAPITULO 6

Sanji seguía sumido en aquella tristeza abismal. Sus ojos no cesaban de destilar la congoja de su alma. Seguía aún arrodillado sobre el césped del bosque. El no poder encontrar a su amigo, pensar en la terrible decisión que había tomado y saber que él mismo era la causa lo martirizaba de manera sobrehumana. Quería buscarlo para hablar con él. Quería convencerlo de que todo aquello no le importaba; lo único importante era su amistad. Lo conocía desde hace años y eso no iba a cambiar, aunque ahora, tras la boda, la convivencia en el barco sería algo tensa, pero él intentaría quitarle importancia. Era su amigo, por encima de todo.

Sanji logra levantar el rostro, toma un último hálito y, con las pocas fuerzas que le quedaban, logra lanzar un último grito de esperanza.

- ¡Zoro!

De repente, Sanji se calma, su rostro torna terroríficamente serio. Sus ojos destellan con un halo de miedo indescriptible. Se levanta lentamente y, tras unos instantes de pie inmóvil, comienza a andar, primero pausadamente, luego corriendo. Su vista no deja de mirar al horizonte. Tras un árbol descubre un brazo sobresaliendo de detrás, acompañado de un pequeño río malva que brotaba a los pies del árbol. Al dar la vuelta, el terror invade su cuerpo, se queda inmóvil, como una estatua. El tono claro de su piel se torna al momento blanco. Sus ojos enseñan un nivel de terror inhumano. Al momento, sus piernas le fallan y cae al suelo, arrodillado mientras abraza aquel cuerpo ensangrentado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario