- ¿Cómo que no está en el barco?,- pregunta sorprendido Sanji a su capitán, de regreso al barco.
- No hemos encontrado nada,- responde Brook.
- Cuando vine debí de haberme fijado,- murmura Luffy -. Si es apenas me dio tiempo a llegar cuando acabó la ceremonia, de venir al barco y preparar las salvas.
- Ese maldito espadachín cabeza de alga me las pagará,- comenta entre diente Sanji.
- Tranquilo, Sanji,- Nami trata de calmarlo.
- Como le pille, le...
- Ya, ya...
- Le pedí, como a todos vosotros, ser el padrino, pero no se ha presentado el muy.... Y eso que él llevaba las alianzas,- se vuelve a Nami -. Perdona que no haya salido la boda tan perfecta...
- No te preocupes, un anillo es un anillo... Lo que cuenta es quién me lo pone. Aunque he de decir que este anillo de nuestro botín es hermosísimo...,- sonríe Nami.
- Nunca cambiarás,- sonríe Sanji, abrazándola. Luego se vuelve a sus compañeros -. ¿No os dijo nada de si se iba a ir a otro sitio?
- Nada,- responde Franky -. Además, fue el primero en irse, por eso me extrañó que no estuviera ya con vosotros.
- ¿Seguro que habéis mirado bien? ¿En la bodega? ¿En el gimansio?
- Sí, sí,- responde Robin, interrumpiéndolo -. Y no está por ningún sitio. Pero...
- ¿Pero?
- Me he fijado en que sus espadas están aquí.
- ¿Cómo que están aquí?,- Nami pregunta sorprendida -. Si le di permiso para que fuera a la boda con ellas, a pesar de que a mí no me gustaba que se presentara armado.
- Bueno, todas, todas, no. Falta una.
- ¿Cómo que falta una?
No hay comentarios:
Publicar un comentario