sábado, 5 de febrero de 2011

CAPITULO 31

Ussop sale a cubierta. Ahí Sanji logra zafarse de él y se aleja varios pasos.

- ¡Sanji!,- el cocinero no le responde -. ¡Sanji!,- grita con más fuerza. Sanji se detiene, dándole la espalda. Ussop sigue parado en el umbral de la puerta.

- Ussop...,- responde con cierta calma Sanji, pero con la mandíbula apretada -. Déjame...

- Sanji, pero...,- se adelanta un par de pasos, pero Sanji, crispando sus puños, le responde.

- He dicho que te vayas.

Ussop se detiene, mirando con miedo a Sanji. La razón por la que Sanji dio aquel puñetazo a Luffy sólo lo sabe él, pero le da miedo acabar como su capitán.

- Sanji... Soy yo. Ussop, el miedoso,- no hacía falta el mote, ya que se notaba en su temblorosa voz -. Quiero que lo recuerdes para que no me pegues a mi también. Pero sólo quiero saber qué ha pasado ahí dentro. ¿Por que le has pegado a Luffy?
-----------------------------------------------------------------------------------
- ¿Por qué? ¡Ya te lo he dicho! Porque le he dicho que es un maldito egoísta,- responde Luffy a Zoro, calmadamente, mientras sigue abrazando a Nami, tratando de calmar su llanto.

- Pero, ¿por qué dices eso? ¿Por qué es un egoista?

- Porque durante todo este tiempo ha estado con Nami, pero desde un tiempo ya apenas la hacía caso, y ahora que la tiene otro, no la deja ir.

- ¿Cómo? No... No os entiendo... ¿Cómo que Nami es de otro? ¿Quién?
-------------------------------------------------------------------------------------------
- Luffy,- responde secamente el cocinero. Ussop no sale de su asombro.

- ¿Cómo que se estaba besando con Luffy? Pero... ¿no estaba contigo?

- Así es, Ussop. Estaba.

- Así que... pegaste a Luffy porque... se estaba besando con Nami.
------------------------------------------------------------------------------------------
- Pero...,- Zoro no conseguía comprender -. ¿Cómo es que ahora estás con Luffy? ¿Por qué dices que Sanji ya no te hace caso?

- No te hagas el tonto ahora,- responde Nami, con tono sarcástico. Zoro no comprende -. ¡No me mires así, Zoro!,- Nami se separa de Luffy y avanza hacia el espadachín con el enfado en su mirada -. Os he visto a los dos hace un momento en tu camarote. Y también os he oído. Sí, Zoro. Ya lo sé todo. Y ahora todas las piezas encajan: por qué ya apenas me toca, por qué ya no se deshace en regalos y halagos hacia mí, por qué corrió tras ti al momento de irte tras el ataque.

Zoro sentía cómo le fallaban las piernas, cómo se le secaba la garganta, cómo se le bajaba la sangre a los pies. Durante años y años peleando contra piratas de todos los rincones del mundo, a cada cuál más virtuoso con la espada que el anterior, jamás sintió miedo. Pero viendo a Nami con esos ojos inyectados en sangre, esa mirada encendida, ese rostro endurecido, ya sentía por primera vez en su vida el terror. E, igualmente, empezó a sentirse como Ussop: quería huir para conservar la vida.
- Nami...,- Zoro se aleja poco a poco, tartamudeando -. No es lo que parece...

- Navegante. Déjale explicarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario