sábado, 28 de abril de 2012

CAPITULO 11

- Sanji,- la voz de Zoro le hace volverse, esperanzado -. Chopper me ha comentado que no te has movido de la silla el tiempo que he estado inconsciente y...


- Era lo menos que podía hacer. Me diste un buen susto en el bosque, y casi me siento culpable por ello.


- ¡No, no!,- Zoro se levanta de un salto y acude junto a su amigo -. ¡No pienses así! ¡No es cierto!


- ¿No es cierto que lo hiciste por mí, por mi culpa? Zoro, ¡que habías preparado al más mínimo detalle tu hara-kiri! ¡Que hasta tenías preparado tu yuigon y todo! Y luego, tu confesión, en el bosque...,- Sanji se interrumpe voluntariamente. Mira a Zoro a los ojos; al poco, baja la mirada. Zoro le levanta el mentón con la mano.


- Sanji, escucha. Lo hice porque no soportaba más guardarme todo aquello para mí solo, ¿vale? Estaba viviendo una pesadilla de la que pensaba jamás saldría. Pero ahora que tú lo sabes todo, ya me siento mejor.


- Pero... la boda...


- Nami es muy buena, aunque no lo parezca. Cuídala, se lo merece.


- Pero...,- Sanji abre su puño, cerrado desde su llegada. Baja la mirada. Zoro le sigue. El rostro de Zoro pasa de la ternura al asombro.


- ¿Cómo....?


- No fue muy difícil. Cuando le pagaste, el tabernero se quedó de piedra. Al principio creyó que le estabas gastando una broma o algo, pero luego se fijó más y empezó a atar cabos. Tu traje... la boda... la única boda que se estaba celebrando en la isla...,- al abrir el puño, Sanji muestra dos alianzas. Zoro vuelve el rostro al momento. Sanji le toma del hombro -. Entiendo que esto te duela, pero, ¿por qué demonios no me lo dijiste?


- Déjame...


- Si hubiera sabido antes que tú... bueno, ya sabes, pues no te habría pedido ser mi padrino. Y menos el que llevara las alianzas,- Sanji toma una de las alianzas y se la entrega a Zoro -. Quiero que te quedes con una de ellas.


- Sanji... Yo... Yo no...


- Quédatela. Y cada vez que la mires quiero que recuerdes muy bien aquel día.


- ¡Sanji!


- Quiero que recuerdes lo que estuviste a punto de hacer. Y también quiero que recuerdes lo que me desviví por buscarte.


- Pero...


- Yo seguiré aquí, a tu lado, como siempre. Somos nakamas, ¿no?,- Sanji sonríe nervioso. Zoro le imita. Finalmente, terminan fusionándose en un gran abrazo fraternal.


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