sábado, 26 de mayo de 2012

CAPITULO 15

- ¡Es cierto! ¡Un año antes yo solo defendí a mi pueblo de un monstruo marino que medía más de 50 metros!

La fantástica historia que narraba Usopp no era creíble para nadie, excepto para el siempre infantil Chopper, quien le miraba con los ojos abiertos y la mirada fija. El narizotas trataba de hacer su historia aún más interesante, pero nadie le tomaba en serio; es más, hasta Luffy, su propio capitán, se reía delante de él.

- Usopp, por eso te escogí para mi tripulación. ¡Eres muy divertido!

- Tú sí que me crees, ¿verdad, Nami?

- A mí no me metas,- comenta la pelirroja, concentrada en su tazón.

- ¿Sanji?,- el cocinero le da la espalda mientras trata de apurar los últimos sorbos de su café -. ¿Y tú, Zoro? Tú sí que me crees, ¿verdad?

Zoro acababa de traspasar el umbral de la cocina. Aún estaba tratando de exiliar aquellos pensamientos que le habían atormentado toda la noche, pero intentó que no se notara.

- ¿Qué es esta vez?,- pregunta el espadachín, con su voz seria y semblante apático -. ¿Lo de la batalla contra cien mil marines? ¿O tal vez lo del mago que casi te robó el alma? ¿O es lo de...?

- Ya veo que ninguno de vosotros me cree...,- murmura Usopp, enojado -. Será mejor que me vaya.

Se levanta y sale, malhumorado, de la sala.

- ¡Espera, hombre!,- exclama Luffy -. ¡Que yo quiero saber cómo sigue esa historia!,- sale detrás de él.

- ¡Y yo, y yo!,- Chopper les sigue.

- ¿No te acuestas?,- pregunta, sorprendido, Franky.

- Em... No, no tengo ganas de dormir.

- ¿Algo te ronda la cabeza, espadachín?,- pregunta Robin, dejando a un lado el libro que estaba leyendo.

- ¿El qué?,- la faz de Zoro se torna casi albina. Su espalda comenzaba a notar de nuevo el frío sudor del que antes creía haberse librado en el baño -. No sé a qué te refieres,- Zoro trata de evadir la pregunta, centrándose en su desayuno.

- Yo sé lo que es,- responde Brook -. Aún sigue pensando en cómo puedo sentir si sólo soy huesos,- y finaliza su frase con una característica risa.

- No creo que sea eso,- responde Nami -. Yo también llevo un par de días que no consigo dormir más de tres horas seguidas. Y es porque estamos atravesando una parte del mar en la que las horas de sol son diferentes a las que estamos acostumbrados, y eso altera nuestro reloj biológico. Es normal. Y, si mis cálculos no fallan, saldremos de aquí en un par de días, y volveremos a nuestro horario habitual de sueño otros dos o tres días más tarde.

- Pues espero que nadie nos ataque hasta entonces,- responde Franky.

- Tranquilo, no creo que nadie sea tan tonto de atacar un barco si sufre los mismos inconvenientes que nosotros,- responde Sanji.

- A no ser que viva aquí, y ya esté acostumbrado,- intercede Brook.

- No, no lo creo,- responde Nami, tras pensar la respuesta unos segundos.

- Bueno...,- suspira Franky, levantándose de la mesa -. Creo que me voy a echarle un ojo a ese motor, a ver si hoy consigo repararlo.

- Y yo voy a repasar el mapa de la siguiente zona,- Nami se levanta igualmente -. Robin, ¿me prestas alguno de tus libros?

- Por supuesto, navegante.

Los tres salen de la cocina, quedando en ella Zoro, sentado a la mesa, Sanji, apoyado en la encimera, delante de él, y Brook, sentado al lado de Zoro, tomando su café con exagerado carácter inglés. El silencio se hizo entre ellos.

- Brook,- responde Sanji -. ¿No vas a echarles un ojo a Luffy y a Usopp? Podrían terminar haciendo de las suyas.

- Nami bien puede ocuparse .- Sanji le responde con un ligero carraspeo, seguido de un leve movimiento de sus ojos. Brook comprende y se levanta, rápido -. Aunque, pensándolo bien, será mejor que vaya yo, no sea que si Nami intercede la hagan daño. A mí me da igual que me lo hagan, como estoy muerto,- y se va, emitiendo de nuevo tan cantarina carcajada.

- Zoro,- Sanji se sienta a su lado -. ¿Podemos hablar?

No hay comentarios:

Publicar un comentario