sábado, 28 de julio de 2012

CAPITULO 25

- ¿Qué os traéis vosotros dos entre manos?

La pregunta de Nami hizo que el corazón de Sanji casi se saliera de su cuerpo. Sanji se queda quieto, como una estatua, en el camino, a pocos metros de abordar el Sunny.

- ¿Cómo dices?

- Zoro es muy suyo con sus katanas. Me extraña que no te haya matado cuando se las has cogido. Es más, me extraña que no hiciera nada cuando se las has cogido.

- Oh... Pues...,- Sanji se quedó mirando las tres katanas de su amigo.

- ¿Y ahora qué le digo yo a esta?,- pensó el cocinero -. Si le digo que temo que las use para suicidarse, me preguntará cómo es posible que piense eso, y tendré que contarles la verdad de su suicidio.

- ¿Sanji?

- ¿Eh? ¡Ah! Las katanas... Pues... Cuando te has ido a por el tesoro... pues... estuvimos hablando...

- ¿Hablando? ¿Vosotros dos?

- Sí. Y... bueno... Zoro acabó poniéndose muy filosófico y... para que no se rompiera ese estado zen que estaba teniendo, me las llevé.

- ¡Bravo!,- la exclamación de Nami sonaba sarcástica -. Y si alguien le atacara, ¿cómo se defendería?

- Mira este lugar. ¿Crees que alguien podría atacarnos en tan idílico paisaje?

- ¿Te recuerdo lo que nos pasó en Skypia?

- Bueno, es Zoro. Ya le conoces. Podría derrotar al más armado batallón con sólo una espina de pescado.

- Desde la boda, Zoro está muy raro. Y tú también.

- Tranquila, es sólo que... bueno... me preocupo por él. Ante todo, somos como una familia, ¿no?

Nami le abraza.

- Tienes razón. Somos como una familia, pero sin el "como" ya.

Sanji le devuelve el abrazo mientras se miran a los ojos y terminan por sellar su amor con un beso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario