sábado, 15 de septiembre de 2012

CAPITULO 32

- ¿Por qué yo, sensei?,- Zoro se quejaba ante su maestro -. ¿Por qué no Kuina? ¿O Ranyo? ¿O Tenshori? ¿O...?

- Porque quiero que vayas tú, Zoro.

Muy a su pesar, y con la burla de sus compañeros de fondo, Zoro sale del dojo con un gran cubo de madera. Zoro estuvo enfadado todo el camino hasta el pozo que había a varios metros detrás del dojo. Él no quería ir a recoger el estúpido agua del estúpido pozo con ese estúpido cubo. Lo que él quería era seguir con las clases, no perderse ni una, aunque cayera enfermo, él seguiría yendo al dojo. Quería convertirse en el mejor espadachín del mundo. Quería derrotar a Kuina de una vez por todas, y dejar de ser el hazmerreír del dojo.

Mientras deslizaba el cubo a través del profundo pozo, alguien le llama.

- ¡Ranyo! ¿Qué haces aquí? ¿El sensei también te ha mandado a por agua?

- No, he venido a por ti, por si te perdías,- ríe el joven muchacho.

- Aquello fue un simple despiste,- Zoro ya estaba harto de que le recordaran aquello.

- Bueno, Roronoa,- Ranyo se acerca a él -. ¿Me vas a contar lo que te pasa hoy?

¿Cómo? ¿Él también?

- No me pasa nada. Piérdete.

- No creas que no me he dado cuenta, Zorito. He visto cómo me mirabas esta mañana mientras nos cambiábamos.

- Yo no he mirado a nadie,- Zoro empezaba a crisparse. Ese muchacho le sacaba de quicio todos los días.

- Ahora me vas a decir que no soy guapo.

- Déjame en paz.

Qué ganas tenía Zoro de tirarle por el pozo.

- Venga, Roronoa. Todos sabemos que tú eres un... ¿cómo lo llaman? ¡Ah, sí! Un invertido. Ahora comprendo tus ansias por dominar el combate de las tres katanas: una en cada mano y la tercera en...

¿Dónde están las katanas cuando uno más las necesita?

- Lárgate Ranyo, si no quieres que...

- ¿Si no quiero qué? ¿Que me violes?,- ríe -. Eso habría que verlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario