- ¿Qué me estás contando, Zoro? No... no lo sabía,- le abraza. Zoro no pudo evitar empapar el hombro de su amigo con su tristeza -. Lo siento mucho, Zoro. Perdóname.
- No, eres tú quien me tiene que perdonar. Sanji, escucha. Yo te amo desde el primer día que te vi, y desde entonces me prometí a mí mismo que mi mayor deseo era, es y será que seas feliz. Sé que eras feliz con Nami, y te juro por lo más sagrado que si fuera posible, daría mi vida porque Nami volviera. Pero no puede ser. Pero te prometo aquí y ahora que intentaré que seas feliz todos los días de tu vida, desde hoy mismo. Aquí tienes a un amigo fiel.
Silencio. Durante unos segundos Zoro mira a Sanji, quien mantenía el rostro
bajo. Con tristeza, Zoro sale de la cocina.
- Zoro…,- murmura Sanji. Zoro se da la vuelta, ilusionado
- ¿Sí?
- No. Nada…,- responde el cocinero, avergonzado, tras unos instantes en
silencio. Zoro vuelve a entristecerse.
- ¡Zoro!,- responde de nuevo Sanji. Zoro vuelve a girarse.
- ¿Sí?
- ¿De verdad estás dispuesto a cualquier cosa por hacerme feliz?
- ¡Cualquiera!
- ¿Te importaría…,- silencio -. Te importaría dormir conmigo esta noche?
Aun echo mucho de menos a Nami, y meterme esta noche en esa cama, sólo…
- ¡Claro! ¡Lo que sea por ti!
- Pero como amigos, ¿eh?
El rostro de Zoro disfrazaba de mala manera cierto disgusto.
- Zoro, te recuerdo que a mí me gustan las mujeres. Me han gustado y me
gustarán, pero he de reconocer que contigo me lo he pasado fenomenal. A Nami la
he amado y la amaré con locura, era amor puro. Contigo no era más que sexo.
Bueno… No simplemente sexo. Era sexo y amistad. Me he acostado contigo sobre
todo por amistad. Creo que si me hubiera acostado con otro hombre, con algún
desconocido, o con algún otro compañero, como Franky, o Luffy o… No, no habría
sido lo mismo. Hay algo, un no sé qué, que me ha unido a ti de una forma tan
especial desde el principio que… No sé… No sé explicarlo. Y, sin embargo, el
sexo contigo me ha abierto nuevas puertas, nuevas sensaciones que creo jamás
volveré a sentir si me llegara a acostar con otro. A mí me gustan las mujeres,
pero, si tuviera que tener sexo con algún hombre, si no es contigo, no será con
nadie.
Y sellan la paz con un gran abrazo.
- Sanji…,- murmura el espadachín a su oído. Se miran a los ojos -. Por los
viejos tiempos…,- Zoro sonreía tímidamente. Sanji le responde sonriendo
igualmente, cabizbajo y sonrojado, para acabar fusionándose en un sentido e
íntimo beso.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario