sábado, 7 de agosto de 2010

CAPITULO 1

Voy a ver si puedo hacer un fic sobre One Piece (no sé si alguien reconocerá ese anime, pero a mi me encantó, aunq seguí viendolo en VOS, pero hace un tiempo q lo dejé). A ver qué tal se me da:

Capítulo 1:

Los rayos del sol se colaban por entre las espacios que dejaba la madera. Uno de los rayos impactó sobre sus ojos. Estaba a gusto, no quería abrirlos, pero la intensidad de la luz le obligaba. Lo primero que vió era la hamaca de arriba. Ligera. Ya se había levantado. Él se sentía aún en un sueño. Un sueño que volvía hacia él. Su hamaca seguía meciéndole en un vaivén suave, como queriendo hacerle recordar sus primeros años de vida. De repente, empezó a vislumbrar un angelical rostro. Un rostro lleno de dulzura, y cuyos ojos se iluminaban en una amable sonrisa.

- Madre...

Pero no, no era ella, sino las olas del mar, que bailaban una danza lenta con el barco. El sonido agradable de las olas se fundía con el sonido áspero de las maderas del barco, formando una sinfonía de crujidos y agua.

Empezó a notar calor. Un calor seco, pero agradable. Un calor que le amodorraba nuevamente, pero unas voces juguetonas le volvieron a desvelar. Sonrió. Bostezó. Se estiró. Cuando creyó estar ya despejado, se sentó sobre su hamaca un rato. La sal del mar se encontraba en el ambiente, y su boca pedía el contacto del agua. Se pone de pie. La aspereza de la madera hizo contacto son sus pies. Se adelantó a la ventana y la abrió. El sol al fin pudo invadir aquella estancia en su totalidad. Durante medio segundo le cegó, pero él supo adaptarse a esa claridad. Notaba aquel sol sobre su piel.

- ¡Sanji!

Sanji apartó su flequillo para poder ver quién le llamaba. Y ahí estaban ellas, Nami y Robin, sus dos chicas favoritas, en bikini, jugando al voleibol con una pelota de playa, metidas en el mar hasta la cintura. Nami le saludaba agitando vivamente el brazo. Robin se dio la vuelta (pues estaba de espaldas a él) y sonrió. Esta mujer no se quitaba su sombrero ni en el agua. Sanji sonrió, apoyando sus brazos en el alféizar de la ventana. Siguió observando aquella playa donde estaba el Sunny anclado. Luffy estaba haciendo castillos de arena. Lo admitiera o no, Luffy seguía siendo un niño. Chopped seguía con sus investigaciones médicas. Sanji no recuerda haberle visto ni una sola vez sin su libreta. Usoop desarmaba y rearmaba sus inventos. De acuerdo, Sanji admitía que era un cobarde, pero sus armas e inventos les han salvado más de mil veces de un gran apuro. Y Zoro. Estaba sentado sobre una roca, piernas y brazos cruzados, ojos cerrados y con sus espadas en el flanco, alejado de los demás. Cualquiera que no le conociera pensaría que estaba dormido, pero Sanji y los demás sabían que estaba concentrándose y ejercitándose. Por eso no le molestaban cuando Zoro comenzaba.

Sanji se quedó un rato mirando el paisaje, hasta que de repente se incorpora.

- Será mejor que vaya preparando el desayuno,- piensa, mientras se pone una camisa corta abierta, dejando ver su suave y blanco pecho.

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