sábado, 22 de enero de 2011

CAPITULO 29

- ¡Idiota!,- se repite a sí mismo una y otra vez Zoro -. ¡Eres un idiota! ¡Idiota, idiota, idiota!,- terminando por derrumbarse sobre su cama, dejándose llevar por las lágrimas. Empezó a recordar la conversación que tuvo antes con Robin, en la cascada. "¿Por qué?" era la frase que le martilleaba el cerebro, con la sensual voz de la arqueóloga repitiéndolo sin cesar. "¿Por qué?" ¿Por qué le daba largas a Sanji, cuándo éste quería hablar lo ocurrido en aquella roca, en aquella playa? ¿Por qué? Muy fácil... ¡Por que desde aquel momento comenzó a dudar! Dudaba de sí mismo, de su corazón. No sabía si Kuina era su verdadero amor o simplemente una amiga muy querida. Al igual que Sanji. ¿Era su gran amigo o algo más? Aquel beso... aquel maldito y endiablado beso... amargado por el sake...

Cuando se calma un poco, levanta el rostro. Mira a través de la ventana que tiene delante. Sobre el azul del cielo cree ver el rostro de su amiga.

- Lo siento...,- le responde a aquel fantasma de su mente -. Lo siento de veras. Te amo a ti, Kuina. Sólo tú fuiste mi gran amor, y no hay día ni noche que no me arrepiente de no habértelo dicho antes. Tú siempre estarás en mi corazón y te prometo por mi vida que nadie te sustituirá jamás. Pero Sanji... Aquel beso en la roca de la playa... Desde entonces tengo dudas. Es mi amigo, pero...,- vuelve a bajar el rostro, dejándose llevar de nuevo por la tristeza. Pero un gran golpe seguido por un grito desde fuera del camarote le hace volver a la realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario