sábado, 23 de junio de 2012

CAPITULO 19

Zoro seguía con la mirada fija en el techo, perdiéndose entre los maderos.

- ¿No vas a decir nada?,- pregunta Sanji, recostado en la cama, encendiéndose un cigarro.

¿Decir, qué? ¿Que había estado esperando ese momento toda su vida, desde que le conoció, y que se había imaginado mil y una situaciones para culminarlo, pero que ahora se siente violado? No tenía ganas de hablar. Sólo quería morirse.

- Dí algo,- continúa el cocinero, volviéndose hacia Zoro, acercándole el cigarro a la boca -. Llevas todo el rato callado.

- Sabes que no fumo,- le corta Zoro, apático.

- ¡Aleluya! ¡El señor ha hablado al fin! ¿Se puede saber qué te pasa? ¿No era esto lo que llevabas esperando desde siempre?

- Sí, pero no así,- Zoro le mira.

- ¿Cómo que no así?

- Me siento... forzado.

- ¿Forzado? ¿Cómo que...? ¡Ah!,- Sanji se sonroja -. Perdona, creo que tu pasión del principio saltó luego a mí. Pero no te he hecho daño ni nada, ¿no?,- Zoro se sonroja y baja el rostro -. ¿Zoro?

- No, tranquilo,- tartamudea en un susurro el samurai -. Ante todo, fuiste un caballero.

- Siempre lo soy. Y no sólo con las mujeres,- sonríe el cocinero.

- Creído...,- murmura Zoro, sonriente.

- Pero dime una cosa,- Sanji se tumba a su lado, abrazándolo -. ¿Estaba dentro de tus expectativas?

- Psé... No ha estado mal...

- ¿Cómo que no ha estado mal?,- pregunta Sanji, sorprendido -. ¡Si era tu primera vez! Además, no podías haberte iniciado con nadie mejor que con el Casanova de este barco ¡No me digas que esperabas mucho más!,- Sanji se pone encima de Zoro, aprisionándole. Zoro baja el rostro -. Zoro... ,- Zoro levanta levemente el rostro, dejando ver una sonrisa, una sonrisa con tintes sádicos capaz de helar la sangre más caliente, esa sonrisa que sólo es capaz de hacer Zoro cuando va a entrar en batalla.

- Es la hora de mi venganza,- contesta Zoro con voz grave al tiempo que logra deshacerse de la prisión de su amigo y tumbarle en la cama para devorarle a besos mientras Sanji ríe estrepitosamente. Al poco, Zoro le tapa la boca mientras mira fijamente la puerta del camarote, cerrada.

- ¿Has oído?,- Zoro estaba muy serio.

- ¿El qué?

- Calla,- nuevamente el silencio.

- ¡Chicos! ¡Hemos vuelto!

De repente, Zoro y Sanji salen rápidamente de la cama y se visten atropelladamente.

- Mierda, mierda, mierda,- repetía sin cesar Zoro.

- Como nos pillen, estamos apañados.

- Zoro,- se oye decir a Chopper mientras abre la puerta -, ¿qué tal te encuentras?

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